Ayer nuestra flamante presidenta tuvo un acto en San Fernando. Yo estaba saliendo de mi clase de taller de contratos, escuchaba los consejos finales del experimentado doctor Laporta Drago, cuando siento que un ruido y un viento de helicóptero sacude todas las ventanas de los edificios.
Cuando salí del Hirsch ya sólo quedaban los restos del momento célebre. Estaba un helicóptero en la canchita de fútbol del campus, y según dijeron, el otro helicóptero que aterrizó en el círculo ya se había ido, y Maza había y Scioli habían caminado por entre los edificios hace instantes.
No tiene nada que ver con la música, pero me recuerda a una anécdota de cuando yo era chico, habré tenido 7 u 8 años, y el gobernador de mi provincia, en ese momento Raúl Rolando "Tato" Romero Feris, iba a hacer una visita a la Colonia Tatacuá con motivo de una fiesta patronal. Tatacuá es donde nació mi familia materna. Este lugar es muy muy humilde, y Tato tenía que hablar en una suerte de parroquia, que tenía anexada un tinglado bastante grande con una pared frontal y techo de cin.
La cuestión es que era la hora clave y todos esperaban al caudillo. De repente empezó a percibirse un sonido extraño: el gobernador llegaba en helicóptero despeinando todas las chinas y asustando cuanto animal andaba cerca. La reacción inicial de la gente fue atajar las criaturas para que no sean aplastadas en el aterrizaje, y luego ir a buscar chicos y grandes el saludo providencial del lider. Yo era tan metido que seguí a la masa y también logré el preciado beso del caudillo.
Así es la infancia, que se le va a hacer.
Ayer me acordaba de ese momento emotivo de mi vida frente a semejante entrada triunfal.
Dentro de poco, si lo consigo, estaré subiendo algún video ilustrativo de Tato para que vean lo genial del fenómeno. Una obra de arte del marketing politico provincial.
